¡No, a los Juegos Olímpicos de Pekín!

                         

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China pone en práctica la violencia y la represión en nombre de las Olimpíadas.
Se invierten los valores: el ciudadano al final de la lista.

Ansiosa por mostrar al mundo la gran China moderna, capaz de organizar las mejores olimpíadas de Pekín 2008, esta gran potencia emergente, se prepara: forzando a sus residentes a dejar sus casas para abrir camino a la infraestructura de los Juegos.
Moneda corriente: la requisición de tierras y viviendas por un precio irrisorio, para la construcción de hoteles de lujo.
La meta: mostrarle al mundo el “progreso” de un país que no deja de hostigar a sus habitantes, masacrándolos ante cualquier oposición. 

China ha gastado unos £40 mil millones de dólares en obras para sus Juegos Olímpicos. Este dinero representa apenas una fracción del dinero adjudicado para el proyecto de reurbanización más radical en la historia. Cinco mil barrios han sido demolidos para construir en su lugar avenidas de torres de departamentos. Aunque muchos aceptan la compensación y el traslado a viviendas nuevas, los paquetes de desalojo no son negociables y quienes se niegan a mudarse sufren las terribles consecuencias.                                          

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Las imágenes son innegables, los abusos a los derechos humanos incontables e irrecusables. El equipo de Canal 4 de Londres, para el programa Unreported World, encontró en las calles a docenas de ciudadanos chinos, algunos  de edad avanzada, desesperados y furiosos, muchos por haber sido golpeados, amenazados o intimidados por los promotores inmobiliarios y las autoridades. Un ejemplo fue la famosa “casa clavo” que parecía emerger de la tierra, al igual que el caldero elevado donde seguramente se depositará la llama olímpica para transferir…¿los valores de paz y amistad? Los principios éticos universales de las olimpíadas parecen estar construidos en esta ocasión sobre la sangre, las lágrimas y la desgracia de cientos de familias chinas.                    

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La ley china permite a los ciudadanos presentar sus reclamaciones al estado. Así es que llegan a la capital con ese propósito, y terminan durmiendo en las calles y las estaciones de trenes, desesperados por obtener una respuesta que nunca llega. A pesar de sus propias leyes, las autoridades chinas han dado la orden de deshacerse de estas multitudes desagradables que desmerecen ante el mundo la imagen de la ciudad de las Olimpíadas 2008. 

Se han creado cárceles ilegales, que llenan con 20 o 30 personas por celda, donde se las tortura y golpea a veces durante varias semanas. Unreported World consiguió entrar a una de ellas y obtuvo el testimonio de algunos detenidos, antes de que llegara el director fantasma de esta cárcel inexistente, que terminó deteniendo al equipo de Canal 4 durante seis horas, después de maltratarlo y destruir su cámara. Las autoridades niegan tener conocimiento de la opresión o las cárceles “negras”.

Una vez elegida para organizar las olimpíadas de 2008, China prometió mejorar sus derechos humanos. Por eso se ha propuesto mostrarse como un país armonioso, con Pekín una ciudad de luz y adelanto. A costa de 1,5 millones de personas que han sido desalojadas. “Un mundo, un sueño” es su lema… Según sus habitantes una excusa para arrasar con los barrios y erigir edificios de departamentos de lujo.  Un mundo y un sueño que van en contra de los propios principios de los Juegos Olímpicos desde sus comienzos. Serán éstos, hoy en día, el dinero y la conveniencia política…
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