Farsa apostólica

 

La investigación revela que el 5% del clero ha cometido abusos sexuales en seminarios, colegios y parroquias. ¡Uno de cada veinte curas! De lo que se ha conseguido desenmascarar y en un período de setenta años solamente. Dos ejemplos,  el sacerdote que abusó sexualmente de 200 niños impunemente bajo conocimiento de Benedicto XVI. Otro, Maciel, fundador de la orden Legionarios de Cristo, con mujer e hijos y diferentes nombres, bajo los que también abusaba de sus propios hijos.

Hoy el cardenal Bertoni miserablemente se da el lujo de relacionar la pederastia clerical con la homosexualidad y desentenderse del voto de celibato. Usar de chivo expiatorio a un grupo  que la Iglesia descarta como perverso por su legítima preferencia sexual sólo pretende desviar la atención de sus propios demonios. Cuando los actos de abuso sexual en manos de miles de representantes de la Iglesia no sólo constituyen un delito ante la justicia, sino que son actos perversos contra niños, engañados bajo la autoridad “sagrada” de la sotana que encubre debajo al demonio, contra el que castamente predican.

El cinismo de la iglesia es aplastante. La ocultación por parte del máximo exponente de la Iglesia y la aceptación, cómplice en el delito y ciega en la mentira de su cofradía casi idólatra, exponen su estafa moral. Sus millones de seguidores partícipes pecadores de omisión, en su incapacidad de aceptar el carácter terreno de la Iglesia y sus excesos de poder.  La jerarquía eclesiástica, su patriarcado misógino, su centenaria impunidad bajo supuestos actos de fe divina y obras de bondad universal, parecen auto-eximir a la Iglesia de todo “pecado”. Como si estuviéramos en la edad media y no nos hayamos dado cuenta.

La estafa de la iglesia así se expone, a pesar de sus celosos preceptos de obediencia, confesión, diezmo, su lista de mandamientos, todos en nombre de Dios. Cuando más que nunca queda manifiesto que es en nombre de sus propios intereses. El poder patriarcal a cargo de hacer cumplir “la ley de Dios” no podría llegar más lejos, si no fuera por su flagrante osadía de cinismo.

¿Hasta cuándo las autoridades van a dar carta blanca al abuso institucional de la Iglesia con la inacción ante los abusos sexuales? En un mundo patriarcal la respuesta es simple. Hasta que a la mujer no se le permita acceso a los lugares de poder, para que finalmente se recurra a su proceder ante los delitos de abuso contra la mujer y los niños.

 A. Guibert

Un comentario en “Farsa apostólica

  1. Gabriel

    No existe institución de un cinismo más descarado que el de la iglesia, ni organización mas oscura androcentrista y misógina, dan asco, dan rabia. ¿Qué más tendrá que pasar para que ese antro de tinieblas y terror pierda toda injerencia en los estados, los pueblos y las naciones? Históricamente han sido depredadores de la vida, han estado en contubernio con los reinados, gobiernos y tiranos más oscuros, han producido todos los horrores, iniquidades e ignominias que se pueden producir. ¿Qué hace falta para que el mundo abra los ojos, para que la humanidad se libre de una vez por todas de semejante maldición?

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