La Tierra puede caer en un estado invernadero irreversible, alertan los científicos / EFE Sídney (Australia)7 ago. 2018

Ayudemos todos en lo que podamos a usar energía limpia para un planeta limpio. Es el único que tenemos.

Sociología crítica

La Tierra corre el riesgo de caer en un estado invernadero irreversible por el calentamiento global, lo que haría inhabitables varios lugares del planeta, alertó hoy un estudio internacional.

Una investigación liderada por Will Steffen, de la Universidad Nacional Australiana (ANU), advierte de que esta situación podría resultar en que las temperaturas se sitúen de media cinco grados por encima de la era preindustrial y que el nivel del mar suba a largo plazo entre 10 y 60 metros.

Actualmente la temperatura media global es un poco más de un grado superior al de la era preindustrial y aumenta 0,17 grados cada década.

Steffen remarcó que si las temperaturas aumentasen dos grados por las actividades humanas se activarían unos procesos en el sistema de la Tierra, denominados retroalimentaciones, que pueden desencadenar un mayor calentamiento, incluso si se deja de emitir gases de efecto invernadero.

Estos elementos de retroalimentación incluyen la…

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Cibersexismo. Sexo, poder y género en internet, de Laurie Penny

A Librería

Título: Cibersexismo. Sexo, poder y género en internet
Traducción: Eugenia Cruz, Matilde Pérez
Autora: Laurie Penny
Género: Ensayo
Fecha de publicación: 2013
Editorial: Continta me tienes
Número de páginas: 112

Internet es para chicas provocadoras

 “Pero resultó que internet no era para todos y todas. De Verdad. Todavía no. Era para chicos, y si no eras uno de ellos tenías que hacerte pasar por uno o se te excluía.”

De esta premisa parte Cibersexismo. Sexo, poder y género en internet, de la aclamada periodista y bloguera británica Laurie Penny (Londres, 1986). Este corto ensayo publicado por “Continta me tienes”, que se transformaría después en el prólogo de su célebre De esto no se habla, ahonda en algunos de los temas que ya explorados por la autora en sus artículos: el sexismo, el machismo y la vigilancia imperantes en internet, un espacio presuntamente abierto a la libertad…

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Diccionario feminista: Sororidad

En el Día Internacional de la Mujer, que nuestra capacidad de empatía y solidaridad llegue, con esta celebración de ser mujeres, a todos los rincones donde nuestras hermanas más lo necesiten. Mujeres para pensar

Las voces ignoradas

Como en el diccionario de la RAE no está recogida esta palabra (ni se la espera, suponemos), hemos ido a ver qué nos decía la Fundéu. Y es lo siguiente:

El término sororidades válido para aludir, en el movimiento feminista, a la relación de solidaridad entre mujeres.

También llamado hermanamiento femenino o entre mujeres, es una voz habitual en publicaciones y trabajos relacionados con el feminismo, y está formada según el mismo patrón lingüístico que fraternidad, pero a partir de la voz latina soror, sororis (‘hermana’), en lugar de frater (‘hermano’) y la terminación -idad, «relativo a», «calidad de». En francés es sororité, en italiano sororitá y en inglés, sisterhood. Este último término lo acuñó el feminismo estado­unidense de los setenta.

Según se explica en Discursos de ficción y construcción de la identidad de género en televisión, de María Isabel Menéndez, la sororidad

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Celebremos el Día Internacional de la Mujer

Es el 8 de marzo de 2012. Un día para celebrar no a la mujer como un concepto sino a cada una de las mujeres de carne y hueso. Por su talento, coraje, generosidad, dedicación, creatividad, paciencia, fortaleza, entrega y sobre todo su capacidad en el amor, que abarca y contiene todo lo anterior.

Celebrar sus vidas y al mismo tiempo en la visibilidad global de la celebración exhortar a que se promueva su respeto y apreciación.

No olvidemos que aunque grandes pasos se hayan dado, las cifras muestran que mayores adelantos son necesarios en un mundo donde:

-Aunque el 66 por ciento del trabajo es realizado por mujeres, la mujer gana apenas el 10 por ciento del ingreso global y es dueña de apenas el 1 por ciento de la propiedad.

-Las mujeres detentan solamente el 19 por ciento de los escaños parlamentarios y hay sólo 16 mujeres entre los 188 líderes elegidos en forma directa.

-La violencia contra la mujer causa más muertes y discapacidades en las mujeres entre 15 y 44 años que el cáncer, la malaria, los accidentes de tráfico y la guerra.

-Entre 876 millones de adultos analfabetos, dos tercios son mujeres.

-Una de cada cinco mujeres es víctimas de violación o intento de violación y una en cuatro sufre violencia doméstica.

El Día de la Mujer nos brinda la oportunidad de tomar conciencia de la imperiosa necesidad de un ejercicio constante de la educación y concientización dentro de nuestras comunidades y familias para que tanto mujeres como hombres aprendan el valor de la mujer en la sociedad y promuevan el cambio hacia la igualdad para un mundo más justo.

El futuro humano depende de una visión más femenina del mundo. A.G.

El mundo en que vivimos… en una imagen

Esta es una imagen a la que estamos acostumbrados. No tiene nada de particular. Como cualquier otra foto en la prensa que retrata a los integrantes de alguna cumbre o a los miembros de alguna cúpula en reunión. A simple vista cualquier lectora o lector no encontrará nada anómalo en esta foto. Sin embargo es una imagen llena de peligro.  Retrata a ministros en la jura ante miembros del clérigo para su entrada al nuevo gobierno. ¿Por qué sería peligrosa una imagen tan común y aparentemente prometedora? Por sobre todas las cosas porque nos hemos acostumbrado tanto a ella que no vemos más allá de su lectura superficial.

Cada año se trafican ochocientas mil mujeres en la industria del sexo. Mujeres forzadas o engañadas. Jóvenes y niñas como las hijas, o nietas, o sobrinas o hermanas de estos hombres en la foto. Sólo que vulnerables por la pobreza, la falta de opción o simplemente presas en una cultura donde la educación no es asequible para la mujer ni se supone que lo sea. La policía está involucrada para garantizar el éxito de estos grupos criminales. En muchos casos el gobierno también. Hombres como estos, jurando. No proteger el bienestar de una nación constituida por hombres y mujeres, sino sus propios intereses y la defensa del status quo. Hombres que como D.S. Kahn, Clinton y Berlusconi desde sus altos puestos de visibilidad mundial promueven una imagen que aunque subliminal continúa siendo definitoria de la mujer y el papel que con su silencio o su desparpajo le asignan dentro de la sociedad.

¿Cómo es posible promover la evolución de un mundo más iluminado, si esta es la imagen de él? Su cara es los rostros en esta foto. Ya no nos centremos en el hecho de que no hay en primer plano ningún rostro femenino. Aunque lo hubiera el predominio del significado simbólico de la imagen seria mucho más fuerte y poderoso. Su institucionalización en las retinas de los ojos que la ven a diario en la prensa, en la televisión, en las grandes pantallas de cine se asegura de que la demos por sentado.

En un mundo donde desde los anos 50 hasta el presente, con sesenta años de cambios radicales y magníficos avances en la ciencia, la tecnología, los derechos humanos, etc. la iconografía del poder continúa siendo la misma. Nos dice que el mundo no ha progresado de manera equilibrada. El monumental avance técnico, científico, tecnológico no se ha equiparado al progreso humano en términos de ética, ambición moral, renovación y análisis del progreso espiritual o humano-filosófico. Los estratos sociales y la pobreza demuestran que la moralidad de las instituciones y los organismos donde se cocina el orden o la justicia distribuida entre la población se ha quedado atrás esos sesenta anos. Cientos de anos en realidad, desde cuando comenzaron a establecerse parámetros desiguales y jerárquicos.

Volvamos a mirar esta imagen detenida no solo en el diafragma de la camera y estampada sobre la página, sino también en la psique colectiva de la población mundial. No es una imagen que debamos dar por sentado. Es una imagen que debemos cuestionar y modificar desde nuestro lugar en la familia, la escuela, la oficina, la universidad, el arte y la naturaleza. Tanto mujeres como hombres debemos transformar una imagen que nos devuelve una visión arcaica del mundo, estancada en valores de desigualdad, poder, control. Debemos desde nuestros lugares individuales reemplazarla por una imagen de solidaridad, progreso humano, generosidad, colaboración, igualdad, admiración por el mundo y la naturaleza, unidad. Una imagen más colorida y más sonriente, donde el equilibro del cosmos se espeje en el mundo para un futuro menos gris y menos inmóvil.

Canon e invisibilidad

Las mil omisiones de Babelia (2da parte)

Babelia celebra los mil números, dos décadas de cultura cada sábado en El País. Para ello invita a sus críticos, para que cada uno en su especialidad haga la elección de diez obras fundamentales, editadas en España a partir de 1991. Y luego nos dice: “veinte años que este suplemento ha ido dando las claves de la actualidad literaria y que ahora recogen su esencia en este canon.”

Del griego, canon significa regla norma o modelo. El diccionario de la Real Academia Española 1. Regla o precepto 2. Catálogo o lista. 4. Modelo de características perfectas. Por lo que un canon literario vendría a ser una lista modelo. Obras, como bien dice en el titular del especial 1000, “fundamentales”.

Para que una lista logre representar ese modelo, habría que utilizar un criterio de selección uniformizado. Una regla que contribuya con el objetivo de abarcar, sin limitar, la realidad de la producción literaria dentro de una época, en este caso a partir de 1991, según el canon publicado por Babelia. Asimismo esa regla debería responder a un sistema de recopilación que comience con la selección de sus recopiladores y termine con una primera selección de obras disponibles para su evaluación. Sólo así se llegaría a una lista representativa que alcance un valor y la convierta en canon. Ese sistema simple pero fundamental evitaría cualquier arbitrariedad que pueda desautorizarla.

Las obras aquí recogidas fueron seleccionadas por un total de dieciocho críticos, en quince categorías. Entre dieciocho, apenas tres son mujeres: Rosa Mora para la categoría de novela, Ana Rodríguez Fischer para la de cuento y Victoria Fernández para la de literatura infantil y juvenil (léase sutil estereotipo). De acuerdo con la elección de seleccionadores, Babelia comienza con la limitación de no tener representación de la opinión femenina para doce categorías entre ellas poesía, ciencias, historia, economía o filosofía (léase sutil estereotipo). Si consideramos que la proporción de lectores (incluyendo autores), que leen literatura escrita por autoras es baja, incluso antes de comenzar la selección de obras, Babelia ha pasado por alto la necesidad de una regla de inclusión en los seleccionadores, para llegar a un canon autorizado por su carácter abarcador.

El resultado es elocuente: ¡las obras escogidas por los dieciocho críticos pertenecen a 156 libros de autores y apenas 24 libros de autoras! Es decir, de las obras escogidas como modelo para un canon apenas el 13% han sido escritas por mujeres. Aunque huelgan las palabras, tomar en serio cualquier canon que parte de una selección tan parcial en sus seleccionadores y arbitraria en sus resultados sería ingenuo o en el peor de los casos disparatado. En realidad, las cientos de miles de personas que seguramente saldrán a la calle a comprar los libros de esta lista no son ni lo uno ni lo otro. Simplemente responden al sometimiento del status quo. Sin cuestionamientos, es lo que se les ha dicho durante veinte años. Así debe ser.

A esto se suma otra consideración. ¿No partimos de una arbitrariedad aún mayor, por ser la arbitrariedad generadora, cuando las obras escogidas por las editoriales españolas para su publicación responden a las mismas limitaciones que encontramos en la selección de obras aquí expuestas por Babelia? A lo largo de su trayectoria y su dedicación a la cultura Babelia representa la norma. Una norma que ostensiblemente se apoya en una visión patriarcal. Una visión que repetidamente acepta y promueve la invisibilidad de la mujer y de su papel como artífice de la cultura. Los acepta con su silencio, los promueve con la aparente normalidad en la exigua representación de la mujer en sus páginas, en forma de migajas, de mechada presencia como una guarnición al plato principal.

La construcción de cánones parece tener sólo un propósito, establecer valores impuestos por unos pocos, autonombrados jueces a dictar una norma arbitraria

¿No será que “las claves de la actualidad literaria” que con tanto orgullo Babelia afirma haber dado durante veinte años, son claves de un dominio de la cultura demarcada por límites patriarcales? Para los próximos mil, Babelia haría bien en desbaratar esos límites si pretende de aquí en adelante ser un fiel representante de la Cultura.

 

 

¿Infalibilidad del Papa?

No sólo los hechos recientes ponen en cuestión los poderes divinos históricamente autoatribuidos por la Iglesia, sino exponen la farsa que la Iglesia no ha conseguido esquivar, con sus argumentos inconsecuentes, algunos hasta demenciales.

Para empezar ¿cómo es posible que se sostenga la infalibilidad del Papa, otorgada directamente de la divinidad,  como la piedra angular de la Iglesia y sus dictámenes, si ha quedado claramente expuesta la ocultación por parte del Papa Juan Pablo II de los miles de abusos sexuales del pasado. ¿Significa esto que el Papa de entonces no era infalible? ¿Qué dice esto sobre la credibilidad de la Iglesia? A pesar del escándalo y los documentos testimonio de los hechos, los voceros de la Iglesia siguen negándolo todo, tachando la información de calumnias. Nada nuevo… Es sólo cuestión de indagar en el oscuro pasado de la Iglesia, desde la edad media y los siglos subsiguientes de persecución, muerte y corrupción para constatar que aunque aquellas prácticas mermaron, corre la misma historia de manipulación y el mismo doblez ante los ojos del mundo.

En boca de monseñor Charles Scicluna, el promotor de justicia del Vaticano, ahora leemos que “El Vaticano usará toda la fuerza de la ley para evitar y castigar la ordenación de mujeres”. No recuerdo haber leído una promesa tan categórica, en boca de la iglesia y sus altos enviados ante la prensa, contra los clérigos perpetradores de miles de abusos a niños.

El Vaticano acaba de anunciar el establecimiento de nuevas leyes y entra ellas revela como “un crimen grave, de la misma categoría que el abuso sexual de los niños, la ordenación de mujeres”. “Las mujeres y aquellos obispos que las ordenen serán excomulgados automáticamente”, dice. Me pregunto si la Iglesia adjudica a estos crímenes la misma gravedad de los crímenes de abuso sexual a niños, ¿por qué no se ha excomulgado ipso facto a los miles de sacerdotes pederastas? Estos sacerdotes y/o personal laico que han cometido actos de abuso sexual a niños simplemente son reubicados o trasladados a otras parroquias. O sea continúan trabajando impunemente amparados por la Iglesia, sin sufrir el peso de la ley ni civil ni divina.

Estas posturas que muestran una práctica clara de doble moral por parte de la Iglesia son tan ostensibles como imperdonables. Hay otras preguntas tanto o más serias que también la Iglesia esquiva astutamente. ¿Es la aplicación de la ley y sus castigos diferente para hombres y mujeres? ¿Cómo es posible considerar de la misma gravedad un acto criminal de aberración sexual ante la ley civil, y ponerlo a la altura de una propuesta sanamente progresista: darle a la mujer un lugar en el marco de la autoridad eclesiástica?

“Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán” dice Rouco citando al Señor en las escrituras. Voces de venganza…  ¿y la espiritualidad? Siguen revelándose la ocultación y la misoginia. Disparidades de una forma arbitraria de ver el mundo bajo las lentes gruesas y empañadas del poder patriarcal de la Iglesia.

                                                                                                                                                                                            

Remembrance Sunday… ¿Una celebración?

Multitudes para enlistarse (1914)
Multitudes para enlistarse (1914)

Hoy domingo de noviembre se conmemora en Gran Bretaña a los caídos durante las dos guerras mundiales.

Suenan las bandas marciales, los desfiles muestran los uniformes impecables, almidonados y las gorras y cascos brillantes de regimientos, como salidos de una colección de soldaditos de plomo. Se cantan himnos religiosos, se presentan flores y coronas para honrar a los caídos. La reina de Inglaterra está presente. El festival por los caídos ha comenzado. Este año se conmemoran 90 años. “Recordar a los muertos y agradecer a quienes se sacrifican en servicio de su país”, dicen.

Comienza la ceremonia con una fanfarria de trompetas, se canta Dios salve a la reina, y luego se conmemora a los muertos en Afganistán e Irak, con frases que hablan de coraje extremo, valor supremo. Entran con estandartes en marcha militar mientras el público de pie sigue el ritmo marcial, batiendo palmas y más bien me parece un festival circense. Sobretodo cuando al entrar los soldados de Irak y Afganistán recientemente condecorados, comienzan a tocar los violines para que desfilen las mujeres que han quedado, sin hijos, sin maridos, sin hermanos. Bajan las escaleras como zombis, resignadas a la inevitabilidad de la realidad militar, asumiéndola con una normalidad aplastante.

 

Parecen más bien una broma de mal gusto en compañía de los números que van desde corales hasta canciones de jazz y semi opereta.

El clérigo ora con la llegada de los regimientos: “Que sirvan con coraje y se enfrenten a lo que se les presente con disciplina y lealtad para servir a la justicia, la libertad y la paz…” “Sin pedir nada a cambio, sino servir tu voluntad, señor, a través de Jesucristo”.

Sigue la broma y me remonta a la edad media. Me pasma la normalidad con que se perpetúan los mismos conceptos militaristas de honor, sacrificio, patria, que enviaron a la muerte a millones en el siglo que acabamos de pasar, aunque sea sólo cronológicamente…

 

Harry Patch
Harry Patch

Por otro lado, otra realidad se muestra con el programa The Last Tommy (El último Tommy) cuyo título deriva de la designación genérica que los soldados recibieron durante la I Guerra Mundial y que no deja de ser inverosímilmente irónico: la masificación del soldado raso británico, que murió por millones durante las dos guerras mundiales. Los autómatas de la maquinaria bélica que sigue en movimiento cada vez más poderosa.

 

A los 107 años, Harry Patch, sale al corredor del hogar de ancianos con su andador, otra vez con música de violines y las medallas colgando de la chaqueta como colgajos de su propia piel. Uno de los Tommies sobrevivientes este año con 110 años cumplidos. El circo debe continuar, aunque Harry nos recuerda la futilidad y el horror de la guerra. El vocabulario de la época, resucitado en el documental: superpoder, imperio británico, supremacía. se sigue usando hoy y junto a las celebraciones se reafirma en el inconciente colectivo. Presentar los respetos a los muertos es la honorable disculpa para promover una cultura bélica como parte de la normalidad de la vida, algo que celebrar o enaltecer. Y nunca olvidar que al final del viaje bélico hay una película o una historia emotiva que contar y, más que nada, una fanfarria.

La idealización de la guerra como un evento romántico mientras la iglesia no sólo está presente, como d´habitude, sino que celebra junto con los ejércitos…

 

Harry Patch nos recuerda: “Era el enemigo…pero para ellos también éramos el enemigo, ¿verdad? No creo en la guerra, sino en resolver los conflictos sobre la mesa de negociación.”

20 millones murieron en la Gran Guerra en apenas cuatro años. Muchos de los que regresaron heridos recibieron medallas por su coraje. ¿No es parte del trabajo caer en combate? ¿No merecen una condecoración los millones que murieron y allí quedaron tirados en las trincheras?

 

Harry recuerda: “Había unos perros peleándose por una galleta. Luchando por su supervivencia. Y pensé: No somos perros. Somos dos países “civilizados”, avanzados, Alemania  e Inglaterra combatiendo, matándose unos a otros. Y los soldados luchamos por nuestra supervivencia en el barro…¿Para qué? ¿Por unos centavos?”.

 

Algunos Tommies se alistaban por la aventura, a veces por unas vacaciones que sólo el ejército podía ofrecerles. Muchos no cumplían con las condiciones de reclutamiento por su estatura y su estado de desnutrición. Sus razones eran escapar a la pobreza y así mismo eran aceptados. El honor y las medallas parecen fundirse en una masa de metal informe.

 

Harry Patch perdió a sus tres amigos con los que compartió las trincheras, el frío, el cansancio, los piojos, el miedo, la metralla, el gas y la muerte.

“Ése es mi Remembrance Day”, dice.  “El día en que perdí en Passiondale a mis tres amigos”. 12.000 lápidas de Tommies muertos en Passiondale. 8.000 desconocidos bajo blancas lápidas en blanco. 35.000 nombres inscriptos de cuerpos de soldados que nunca se encontraron. 325.000 muertos en Passendale, una batalla que no tuvo consecuencias de “victoria”.

 

Nos queda el legado de Harry Patch: “He intentado olvidar, pero desentierran el recuerdo de la guerra todo el tiempo”.

 

Harry se rinde a la memoria que le imponen y se deja llevar para encontrarse por primera vez con un soldado enemigo. Charles Kuentz revela que fue reclutado al ejército alemán en Alsacia y no tuvo opción. “Desafortunadamente, tuve que luchar contra los ingleses”.

«Sácanos una foto», dice Harry al camarógrafo. Harry y Charles se dan la mano mirándose a los ojos, y asusta pensar que estos hombres de más de un siglo nunca hubieran querido hacer otra cosa…

 

Alejandra Guibert 

 

 

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Por las páginas de El País…

 

 

 

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Por las páginas de cultura de El País, y las de Babelia, desfilan escritores y sus libros con sus pensamientos y sus dictámenes, y la historia que han construido y construyen a partir de sí mismos y la valoración de sus obras. La sensación clara de un mundo de conceptos instituidos en piedra, inamovibles. Entre ellos se pone de manifiesto lo imposible de resaltar, lo invisible.

 

La ausencia de la presencia femenina como creadora, como formadora y comunicadora de una realidad, de un modelo o paradigma desde donde afirmarse para conocer, formular ideas, recomendar lecturas, transmitir y legar un mundo literario a través de su propia forja de una visión. Así como lo hace el hombre y su presencia resulta fácil y natural.

 

Cuando en las páginas de la cultura se pone de manifiesto la presencia femenina es cuando es hecha presencia. Cuando su aparición es el tema del fascículo, es el artículo del número especial. La presencia de la mujer en la literatura como si fuera un tema en sí que tratar o un fantasma que examinar.

Resalta también la restricción de un lugar tomado. Un lugar en el cual a la mujer se le da un rincón de donde asomarse y se finge que es el lugar de todos. Sólo que para ella, la mujer, la protagonista, lo es apenas por ese fascículo. No vaya a ser que se crea que luego estará lado a lado, con sus temas diferentes, que la alienan de los temas de ellos, los que tienen el sello de la casa. El sello que todos han aprobado sea para bien o para mal. Es el único. El de ellos. Un sello de una matriz que ha sido destruida. Para ellas sólo habrá un espacio especial en el fascículo particular o la noticia del evento desacostumbrado. Apenas para aquietarlas y permitirles apoderarse de un sentimiento de orgullo y satisfacción. Luego, a lo suyo. Lo de ellos es lo que va por la calle principal. La calle en la que desde el balcón ella sigue asistiendo el desfile de lo que se convirtió en la avenida de palabras, conceptos, percepciones, modelos e idiosincrasias de la oficialidad literaria. La oficialidad masculina de la cultura.

 

Como dice Carlos Fuentes, uno de los “dioses sagrados” aprobados por el sello de esta oficialidad en la entrevista del 4 de octubre de 2008 en Babelia:

“Todo está temáticamente dicho, pero el tratamiento es cada vez distinto”. ¿Dicho por quién? “Hay doce temas más o menos, en la novela: padres e hijos, hombres y mujeres, sexo, hijo pródigo, el viaje, la aventura, Ulises…” Los temas aparentemente universales vuelven a poner de manifiesto que no existen otros temas. Mucho menos aquellos que incumben a ellas, las escritoras que desde el balcón continúan diciendo a viva voz sin ser oídas por el ruido estridente que sube de la avenida. Esa misma universalidad del mundo patriarcal en que a la mujer se le da un lugar prestado. El mundo por el que con autoridad ellos caminan en la avenida. Mientras se espera que la sociedad en su totalidad camine junto o detrás en procesión, y la mujer se conforme con mirar desde el balcón. La autoridad militar, académica, científica, familiar, religiosa. El mundo patriarcal que sigue dictaminando los gobiernos, la economía, la guerra, los movimientos en el arte y la vida en general. En sus orillas, la mujer con su forma distinta de la corriente dominante, la que le da el derecho de mantenerla al margen de los valores decididos y estampados con el sello de aprobación.

Dice Fuentes: “Escribir sintiéndote el Dios de la primera creación es el gran privilegio de la literatura”. Otro concepto que nos separa, nos distingue por suerte y por desgracia. Para llevarlos a ellos en sueños de cumbres de grandeza, la deidad monoteísta de la masculinidad. A combatirlo todo, desecharlo todo, devorarlo todo, imponerlo todo, a sus anchas. Y continúa: “Es la fuerza del escritor. Sobrevive a los políticos por eso. El tiempo sigue adelante, derrota a los escritores, pero los escritores triunfan porque intentaron lo imposible”. La contienda permanente. Ser el mejor para arrasar, no dejar lugar, a codazos. Alcanzar un lugar, vencer, entre ellos.

 

Dejando de lado el silencio y la protección del espacio adquirido y reservado para un mundo patriarcal del intelecto, las palabras de Fuentes me saben a una antigüedad fuera de circulación. A pesar de la renuencia de dejar caer a los dioses sagrados, aunque hayan quedado fuera de su tiempo. No por una cuestión de edad material sino del momento de una era que por fortuna cambió, y a la que ciertas mentes no se adaptaron. Al igual que los políticos con los que se compara Fuentes. Estos conceptos de Fuentes suenan tan fuera de su tiempo, que la entrevista parece de una edición de El País de los años 80. Tal vez deba cuestionar también al entrevistador, el aparentemente sobrecogido discípulo que sigue promoviendo modelos cómodamente asentados en su subconsciente. Por un lado, estas páginas de El País no dejan de ser una decepción. Por otro, una cierta esperanza como una pequeña luz casi imperceptible me llega a la conciencia de que algo hemos avanzado, cuando los criterios de esta entrevista me saben a rancio.

 

Alejandra Guibert

 

 

 

 

Renovadas pedanterías de Verdú…

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Aunque Vicente Verdú vuelve a esconderse detrás de una ensayada ambigüedad lingüística, no deja de ser explícita la misoginia de su última proposición recalcitrante (una vez más), en la entrega (hasta cuándo, le preguntaría a El País) del sábado 15 de marzo en la sección de cultura.

Aduciendo a su género con menoscabo, no consigue enmascarar su aversión a la mujer cuando dice: “el desarrollo de lo sensible o lo emocional anega el antiguo mundo del conocimiento y el prototipo intuitivo o vaginal se alza como el gran ojo divino y triangular de casi todas las cosas” y ensaya así, Verdú, su misoginia achacosa. 

Además del mal gusto del título “La mirada vaginal”, tal vez otro intento de llamar la atención, intenta desprestigiar al mundo de la intuición que, finalmente, el universo masculino encerrado en el dogmatismo y lo pragmático a secas comienza a flexibilizarse en apreciar para su beneficio y el de la sociedad.

Como es habitual, Verdú dirige su esfuerzo literario a una originalidad forzada (valga la redundancia, en honor a la artificiosidad estilística que tanto lo entretiene) sin mayor atractivo intelectual, por mucho que intente escribir algo que valga la pena leer. 

La intuición parece asustarle o aborrecerlo, sin darse cuenta, claro está, de que las vaguedades y devaneos que moldean su columna en El País no son nada más que juegos torpes de su propia intuición mal ejercitada, aunque bastante cargada de prejuicios y convencionalismos, por  cierto.

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El último libro de Lisa Appignanesi

      

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Un libro fascinante por su base histórica
y sus postulados sociales.
 

Mad, Bad and Sad analiza dos siglos de historia de la mente, el espíritu y sus dolencias en la mujer, y el tratamiento y actitud generalizados de médicos instituciones y la sociedad en general hasta el presente.
Demás está ejemplificar el oscurantismo de las prácticas médicas para la salud mental, que descendió como una nube negra sobre pacientes hasta hace poco. Las estadísticas parecen mostrar que la mujer ha sido más proclive a sufrir enfermedades mentales que el hombre. De lo que se desprenden dos preguntas:
¿Son estas estadísticas confiables, en épocas cuando comportamientos contrarios a los parámetros de la sociedad y la religión, muchas veces se interpretaban como la presencia de enfermedades mentales? ¿Era la mujer empujada más allá de los límites de la salud mental, debido a las presiones sociales, morales y los abusos psicológicos de la opresión machista? Puede decirse que hoy día las circunstancias han cambiado. ¿En qué medida?

Appignanesi llega a sus propias conclusiones. En su opinión la presencia de enfermedades mentales no está ligada al género, sino a la pobreza. No dudo de que circunstancias sociales difíciles en ambientes insalubres, azarosos e insufribles puedan haber tenido y tengan un efecto devastador sobre la psique humana. Sin embargo, no creo que sea el factor determinante, sino uno entre otros, ya que la pobreza tampoco está sujeta al género.

Creo que la capacidad de estremecerse, de sensibilizarse profundamente con la vida, ya sea en sus alegrías o tragedias, obviamente abre las puertas a esferas donde las presiones pueden forzar el equilibrio y llevarlo hasta un límite demoledor para la salud mental.Generalizando, la sicología femenina suele ser más rica, redonda y diversa. Por lo que no es de extrañar que la mujer responda mejor que el hombre a los tratamientos de terapia verbales. Mientras que el hombre suele ser más dogmático, muchas veces intransigente y con frecuencia emocionalmente inmaduro o carente. Según Doris Lessing “una especie incoherente”.

En su abundancia, su complejidad y multiplicidad, la mujer está mucho más expuesta a absorber e impregnarse profundamente de las realidades que pueden comprometer la salud mental. Esta permeabilidad obviamente la fragiliza, y aunque también la convierte en una luchadora,  puede quebrarla con mayor facilidad.
De la misma manera como la tendencia masculina a la agresividad se radicaliza en la violencia, la tendencia femenina a la hipersensibilidad  se radicaliza en la enajenación.

Las limitaciones culturales de género históricamente opresivas para la mujer, además de su susceptibilidad inherente, en mi opinión, dan origen a esos casos donde la enfermedad mental no es un mito, sino una realidad compleja difícil de entender, a pesar de los supuestos avances en la comprensión de la mente humana.

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¿Pedanterías de Verdú?


Un plato fuerte para comenzar el año… “La nueva función de amar”, publicado por El País, sección Sociedad de la edición del sábado 5 de enero.

En este artículo casi espectral, Verdú parece hacer una apología del amor romántico y otras fórmulas basadas en valores de una sociedad machista que intentamos superar. Las mismas fórmulas que negaron la igualdad a la mujer para hacer del amor la prerrogativa del hombre.

Las frases trilladas y los clichés que usa Verdú pierden foco cuando, gracias a las reivindicaciones y las luchas (todavía tan necesarias) contra los cánones impuestos, la sociedad se viene liberando de conceptos anquilosados que históricamente autorizan y resguardan la opresión. Frases que se arman de términos caducos,  desatinados, que apuntan a una sociedad machista y ofuscada. Una sociedad que se sigue escondiendo detrás de eufemismos como el “honor” la “patria”, el “amor romántico”.
Otro lugar común: “el sagrado amor a los padres”. ¿No tienen los padres que ganarse el amor de los hijos para que éste sea “sagrado”?, a través del respeto, el amor y la libertad. O es el “sagrado amor a los padres” al que alude Verdú el que institucionaliza el poder y la otra cara de la moneda: el sometimiento.

No es el amor el que ha cambiado su naturaleza, sino las relaciones opresoras sexistas y paternalistas. Tampoco es la globalización la responsable de que las relaciones humanas no sean lo que eran, sino la superación y el respeto, donde la liberación de la mujer ha logrado afianzar su voz para emprender relaciones de igualdad. ¿Será que con “La nueva función de amar” Vicente Verdú añora la función que el hombre le asignara al amor relacionándolo con el poder, el control, el asegurarse la soberanía en el sexo, la familia, el dinero…?
Si el concepto de familia admite e incluye la mutilación genital de la mujer, o las vejaciones y el control a través de la humillación, o el sufrimiento de la mujer para el placer del hombre, ¿no es un acto de amor despojar a la familia de su aura sagrada? 

No es endeble (como profesa Verdú) el amor de hoy, comparado con el de antaño. Endebles son las nociones tramposas que pretenden sostener un fundamento falso para la sociedad, construida sobre un concepto arbitrario y absolutista de la familia, cuando los vínculos son forzados, en vez de reales, hipócritas en vez de auténticos, engañosos en vez de sinceros. Afortunadamente los padres como “gigantescas esculturas de autoridad”, de los que habla Verdú, han dado paso a vínculos más honestos, basados en la verdad y el compromiso del amor basado en la verdad.

No me queda claro el objetivo del artículo de Verdú. Lo que sí está claro es que se llena la boca de palabras fraguadas como el hierro para el control, la dominación. Frases como “orden jerárquico”, “perfil de subordinación” “ferramenta”. ¿Estamos hablando del ejército o del amor? También habla de “pecado mortal”, “martirio”, con lo que infiero que su terminología “amorosa” se basa en el castigo. Tan lejos están estos conceptos de la realidad del amor… Luego incorpora la frase estudiada “pasión inflamada” para hablar del amor en la pareja. Verdú no cree que hoy en día se ame con “pasión inflamada”. Simplemente porque hoy se usen las alas que la imposición de las exigencias sociales/religiosas, las normas del fingimiento y la impostura amarraban en el pasado en nombre de la familia. La familia que, a toda costa, a costa de los golpes a la esposa, o el abuso a los hijos, o el maltrato o el engaño, la deslealtad o la infidelidad, debe mantenerse incólume, a pesar de su mentira.

Tal vez hoy, en muchos casos, exista un vacío. Tal vez la transición, para dejar de fundar los vínculos familiares en la autoridad (que solía reemplazar al amor),  la imposición y el sometimiento,  sea más lenta y dolorosa. Algo necesario, como cualquier proceso de aprendizaje profundo, para alcanzar el éxito de un vínculo importante para la sociedad. No para cimentar a la familia como un núcleo arbitrario, sino cualquier unidad sana y amorosa, que integre la sociedad que también la incluya.

Para Verdú, “ser dueño de uno mismo” va contra la “vertiginosa y delirante voluntad de amar”. ¿De qué se queja Verdú? ¿De la capacidad de elección, de la libertad emocional y social para salirnos de una relación infeliz, desgastante, violenta? Verdú carga su pluma de palabras enredadas, de frases rebuscadas, al igual que los mecanismos pasados que ocultaban la verdad dentro de ese “núcleo duro” del que tanto habla y que, sí, se diluye. Gracias al amor real, el que tiene la generosidad de abrir nuevas fronteras.
¿En qué mundo vive Verdú? Seguramente no en éste, ya que analiza lo poco que entiende usando parámetros tan grotescos como perimidos. 

Es curioso que El País publique este tipo de artículo recalcitrante y reaccionario. La ambigüedad de este texto sólo me parece proponer un disfrazado todo tiempo pasado fue mejor, con todos los estereotipos de una sociedad machista, que tanto nos esforzamos por dejar atrás.

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¡De prisa, que quiero llegar a mi tumba!

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No es ningún secreto que quien está empleado por lo general comienza la semana esperando ansioso por el fin de semana. Sin pensarlo lo que implica es que se va acercando a la muerte.  

Apurar el fin de semana, traerlo más rápido, para que se acabe en un abrir y cerrar de ojos, obviamente le quita el placer a la semana. El trabajo no se disfruta porque el equilibrio entre trabajo y tiempo libre está equivocado. 

¿Adónde van los empresarios, los acumuladores de riqueza con sus látigos acosando a sus empleados para producir, para contabilizar? Adonde van más que a sus propias tumbas al final del viaje. Lo que dejarán es una ristra de cadáveres, a su paso y más allá de su paso, al mundo del futuro que se ahoga de tanta laceración y humo.               

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Hace 16 años que Gisele de Brasil trabaja para la Volvo, la compañía sueca de autos. Según su experiencia, los suecos trabajan a un ritmo pausado, sin dejarse presionar por resultados inmediatos, ni la ansiedad generalizada. Cualquier idea, por más brillante que sea, les toma un mínimo de dos años de investigación, madurez y realización.

Esta historia que cuenta Gisele da bastante qué pensar: 

La primera vez que fui a trabajar allí fue en 1990. Uno de mis colegas suecos me iba a buscar al hotel por la mañana. Era en septiembre, hacía mucho frío y nevaba. Llegábamos temprano. Él estacionaba el auto al final muy lejos de la puerta de entrada (hay 2.000 empleados que llegan en auto). El primer día no dije nada, ni el segundo, ni el tercero…

Después con un poco más de intimidad, una mañana le pregunté:“¿Cada uno tiene un lugar específico para estacionar aquí? Noté que llegamos temprano y la playa de estacionamiento está vacía. Sin embargo, dejas el auto al final, muy lejos de la entrada”.
Él me respondió:
«Como llegamos temprano, tenemos tiempo de caminar. Quienes llegan más tarde, ya llegan atrasados, así que es mejor que estén cerca de la puerta. ¿No te parece?». 

Gisele aprendió algunas cosas a partir de allí y también se atrajo por un movimiento que nació en Italia llamado Slow Food, cuyo símbolo es un caracol. Nació para contrarrestar el mal del Fast Food (creado en Estados Unidos para promover un estilo de vida impulsado por la ecuación rendimiento/beneficio), defendiendo la importancia de disfrutar del sabor de la comida con tiempo, calidad y buena compañía. También defiende la biodiversidad y la producción de alimentos sin el uso de productos químicos. 

Fast Food  = prisa = estrés = cantidad del tener
Slow Food = tranquilidad = disfrute= calidad de vida y del ser.
          

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Según la revista Business Week, aunque los trabajadores franceses trabajen menos horas (35 por semana) son más productivos que sus colegas estadounidenses o ingleses. Los alemanes que, en muchas empresas, trabajan 28,8 horas semanales, vieron un aumento en la productividad nada menos que del 20%. Incluso los estadounidenses están prestando atención a esta actitud europea y sus resultados… Tal vez se den cuenta de que “hacer sin prisa” no significa “hacer menos”, sino más calidad y menos estrés. Retomar los valores del tiempo libre, del placer de la relajación en la comunidad o la familia, o los amigos. La idea de “local” presente y concreto en vez de “global” indefinido y anónimo. 
Retomar los valores esenciales del ser humano, la simplicidad de vivir y convivir. Significa un ambiente de trabajo menos coercitivo, más leve, más alegre y, por lo tanto, más productivo por el simple hecho de ser un espacio donde seres humanos trabajan con placer. 
Gisele dice que algunas personas viven corriendo atrás del tiempo. Pero algunos mueren infartados en el intento. Para otros, el tiempo demora en pasar y viven ansiosos con el futuro, olvidándose de vivir el presente, el único tiempo real.
Como dijo John Lennon: «La vida es aquello que sucede mientras hacemos planes para el futuro»… 

Y te digo más: ¡Felicidades por haber leído este artículo hasta el final! Muchos no lo leerán porque no pueden “perder” el tiempo. G.P. 

Los colores verdaderos de Rita Lee…

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Imperdible este testimonio de Rita Lee que me envió una amiga brasileña…

Tenía 13 años, en Fortaleza, cuando oí gritos de pavor. Venían de la casa de una vecina, Bete, una linda joven que usaba trenzas. Me enteré de que fue acusada de haber dejado de ser virgen. Los hermanos la sujetaban con fuerza sobre su estrecha cama de soltera, para que el medico de la familia le introdujera la mano enguantada entre las piernas y decretase si tenía o no el velo de la honra intacto. Como allí seguía, los padres volvieron a respirar, pero Bete ya no regresó a la ventana, ni bailó en los bailes y acabó huyendo para Piauí, nadie sabe cómo ni con quién.

Yo tenía 14 años, cuando Maria Lúcia trató de escapar saltando el muro alto del jardín de su casa para encontrarse con su novio. De los pelos la agarraron para dominarla y no pasó el examen ginecológico. El eficiente médico comprobó vestigios de himen desgarrado, y los padres internaron a la pecadora en el reformatorio Bom Pastor, para que se olvidara del mundo. Realmente consiguió olvidarlo y murió tuberculosa.

Esto, exactamente en el momento en que la mayoría de los estudiantes universitarios (56%) son mujeres; en que las mujeres se afirman en la magistratura, en la investigación científica, en la política, en el periodismo. Y en el momento en que las pioneras del feminismo pasan a defender la teoría de que es preciso feminizar el mundo para alejarlo de la barbarie mercantilista e acercarlo al humanismo. 

En mi opinión, sólo las mujeres pueden desarmar esta sociedad. Tal vez porque ellas mismas son desarmadas por la misma naturaleza. Nacen sin pene, sin el poder fálico de la penetración y del estupro, tan bien representado por pistolas, revólveres, flechas, espadas y puñales. Nadie le da a una mujer, en su primera infancia, un fusil de plástico, como a los niños para fortalecer su virilidad y violencia. La mujer detesta la sangre, tal vez porque ella misma debe derramarla en la menstruación o el parto. Odia la guerra, los ejércitos o las pandillas urbanas, porque alejan a sus hijos de su lado y los colocan en la marginalidad, la inseguridad y la violencia.

Es necesario volver los ojos a la población femenina como la gran articuladora de la paz. Para comenzar, queremos pedir el respeto al cuerpo de la mujer. El respeto a sus piernas que tienen várices porque cargan latas de agua y atados de ropa. Respeto a sus senos que perdieron la firmeza porque amamantaron a sus hijos a lo largo de los años. Respeto por sus espaldas que se volvieron más robustas por tener que cargar con sus países.


Son las mujeres quienes finalmente podrán ponerle fin a las armas, cuando sean escuchadas y valoradas, y puedan hacer prevalecer la ternura de sus mentes y la dulzura de sus corazones. Rita Lee

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Imposible hacer oídos sordos…

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¿Son estas tres las representantes de la opinión pública en el Reino Unido? Parecen serlo cuando aparentemente  un conflicto internacional entre la India e Inglaterra está a punto de estallar, a raiz del acoso y los comentarios considerados racistas por parte de estas tres gracias contra Shilpa (31 años), la estrella de Bollywood llegada de la India para participar en Big Brother. Entre otros, «quiere ser blanca, es un perro», «los indios son delgados porque no cocinan bien la comida y entonces se enferman», «comen con las manos y vaya a saber dónde las puso ella antes», son los comentarios que causaron revuelo y provocaron un mínimo de 20.000 reclamaciones en Gran Bretaña y la quema en la India de un monigote con el rostro del director de Channel 4. Para sorpresa de Gordon Brown durante su visita a la India (para promover al Reino Unido y crear lazos económicos) las tres divas Jo, Jade (¡automáticamente depuesta como bienhechora de una organización benéfica contra el acoso!)  y Danielle, le armaron esta jugarreta con la ayuda de Channel 4. Consiguieron forzarlo a tener que dar explicaciones y afirmar que «Gran Bretaña se enorgullece de ser tolerante y justa»… mientras que en su sitio web Channel 4 guarda absoluto silencio. Sin duda. Está por verse si Gran Bretaña puede enorgullecerse de una población joven ilustrada y consciente de que (sin el mismo ánimo de ofender) aunque «la mona se vista de seda, mona se queda» si lo que la denomina y le da el Ser es apenas su imagen.

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Circuito cerrado

Creo que quedé atrapada dentro de un helicoide que no me deja salir del mismo tema recurrente… 

¿Cuál es el saldo de Big Brother y otros reality shows además de entretener? Tal vez los productores ni siquiera lo hayan considerado. Está claro que a pesar de que el “1er mundo” tiene el privilegio de un sistema de educación al que todos sin excepción tienen acceso y al que aspiran acceder tantos otros de países menos “afortunados”,  (y con él la posibilidad de evolucionar en el conocimiento y el ámbito laboral) al mismo tiempo parece alimentar un enjambre de ignorancia. Por un lado, en el “3er mundo”, donde el orden del día no es estudiar sino tener qué comer,  la ignorancia (o debería llamarla analfabetismo) es el resultado directo de la pobreza. Por el otro, en la Europa occidental, la ignorancia… no tiene justificación. ¿Cuál es el éxito del capitalismo en el “1er mundo” y el consiguiente bienestar económico, si el joven Jack (19 años) participante de B.B. de este año, pregunta qué es un “endrión” (léase embrión) cuando B.B. le da la respuesta a la pregunta que siempre quiso saber: “¿Por qué los hombres tienen pezones si no dan de mamar?”. Una de las más recientes revelaciones de B.B. es darle la oportunidad a cada participante de hacerle al Gran Hermano aquella pregunta que siempre los intrigó y de la que nunca han tenido una respuesta. Por su parte, la novia de Jack, ex estrella de Big Brother, Jade (25 años) (casi a la altura de su novio) decide preguntar: “¿Cómo es posible que los esquimales no se conviertan en un cubo de hielo si viven dentro de un iglú que está hecho de hielo y, según creo no tienen calefacción, ni electricidad?”. Creo que mi sobrina de nueve años recientemente me preguntó algo parecido.
Países como Inglaterra que “dan el ejemplo” junto con EE UU, Holanda, Alemania, etc., marcan el paso en la creación de nuevos programas de televisión de los que luego venden los derechos por sumas exorbitantes a otro países que deben respetar el modelo exactamente hasta el último detalle. Como programa de audiencia millonaria, ¿no podría B.B. entretenernos exponiendo mentes más interesantes que nos desafiaran con alguna idea? Ya todos conocemos las discusiones caseras, las tenemos en casa. Presenciar las de los demás sería un poco más digno, si tuvieran alguna sustancia más allá de la nimiedad, la niñería y la insignificancia de las mentes. Una vez más, parece que la ignorancia no sólo quiere ser parte de la modernidad, sino que quiere promoverse hasta el contagio total y absoluto de la población mundial.¿Cuál es el gran atractivo de exponer la ignorancia? Explotarla para hacerla el pan de cada día, usando los chivos expiatorios de nuestra sociedad consumista. Y otra vez volvemos al tema anterior. La lectura no puede ser vista como un milagro vivido por unos cuantos tocados por la mano divina, elegidos y benditos con el amor por la lectura. Con estas ideas volvemos a mitificar y a elevar el conocimiento para el uso exclusivo de una elite. Esos supuestos son los que encasillaron a la mujer y aún la someten y restringen a la cocina, la cuna del bebé, la limpieza de la casa. Y en casos extremos, esos supuestos son los que le pegan a la mujer si no quiere llevar el velo. Si todo empieza por la escuela, ¿por qué en las escuelas del estado inglesas (obviamente la mayoría) no se trata ni se encara el problema de la dislexia y otros problemas del aprendizaje. Los niños con problemas de aprendizaje terminan por dejar la escuela y muchas veces van de cabeza a una vida delictiva. Las prisiones están llenas de analfabetos, y las calles de jóvenes que sólo consumen televisión y video juegos. ¿Será que B.B. se ha convertido en el sustituto de todas las cosas políticamente incorrectas que ya no se nos permite expresar? ¿Y sus participantes son los conejillos de indias de una broma macabra que nos hace voyeurs de voyeurs mientras nos frotamos la manos ante la perspectiva de presenciar el circo romano del siglo XXI? 
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cont… ¿Qué nos espera?

Sin ser intencional, sino mi constante reacción a los medios, no me queda más que continuar con el mismo título anterior… 

En una sociedad que inventa programas como Homemade (Hecho en casa) de Channel 4, que invita al público a enviarles videos para su transmisión (y ojalá fueran de animales bebiendo del inodoro o gatos saltando por el aire) y que varían entre chicos haciendo playback (incluida una chica con una banana en la mano) o un imbécil haciendo rebotar monedas sobre una mesa para que caigan en una taza a 10 cm de distancia (mientras un grupo de amigos tan imbéciles o más que él lo aplauden) o un par de tilingos que detrás de una cámara que apunta a un bulevar comentan sobre la ropa de la gente que pasa y «de paso» se burlan cobardemente de una anciana que claramente lleva debajo de los pantalones pañales por incontinencia, ¿habría una relación entre esto y la calidad de los libros en las librerías? . Dejaría la estupidez al ámbito del blog (donde naturalmente prospera), pero ahora la televisión se da el lujo de usar minutos millonarios para semejante basura, instigando la nulidad, la ignorancia, la sin razón. Seguir educando para el sin sentido de mano de la insensatez, dos hermanos hueros que nos siguen acompañando y cuyos genes se reproducen en progresión cuántica. Si pudiera dialogar con Alberto Manguel que publicó un artículo interesante en Cultura de El País del sábado cuando dice: “Las calidades que tiene la tecnología, por razones económicas, son las que nuestra sociedad pone por delante. Hace cincuenta años la biblioteca estaba en el centro de la sociedad, nadie discutía que leer era importante, pero el capitalismo salvaje actual no puede permitirse un consumidor lento. La literatura, en cambio, requiere lentitud, requiere que te detengas, que reflexiones…” Y aquí es donde tengo que interrumpir al señor Manguel. No es el tiempo o la falta de él, la premura de la venta, sino el volumen y la calidad de la literatura. La discrepancia está entre la cantidad (¡77.000 títulos en 2005! según El País) y la calidad de los libros, no entre la biblioteca y la tecnología, ni el tiempo que nos quita el capitalismo…Ojalá la literatura de hoy requiriera reflexión (con sus excepciones claro). El problema no es que la biblioteca no sea el centro de la sociedad, sino que el nivel del material ya sea en la biblioteca, el DVD, el espacio virtual, la red, o el espacio sideral, no tiene qué preguntar ni qué Decir. No creo que Borges dejaría de publicar un nuevo libro si pudiera escribirlo, como dice Manguel. Por el contrario, siendo ésta la época de la celebridad y por lo tanto el mercado del autor, Borges no tendría problema de edición. La pregunta es si todo lo que los célebres autores publican año a año tiene valor o algo que decir. Así como la gente se tira a la calle a las cuatro de la mañana al abrirse las puertas de Harrods o Selfridges el primer día de las rebajas del año, vende la celebridad, el autor, no el libro ni la originalidad. Hay que comprar marcas conocidas y también autores conocidos, y si es en las rebajas mejor. Ojalá leer también fuera un acto de rebeldía…ya que lo que la gente lee es mejor mirarlo por televisión. Por lo menos tal vez pueda encontrarse originalidad en la fotografía o la edición. “Las razones misteriosas” de las que habla Manguel por las que se da el Amor por la lectura son menos misteriosas o menos místicas de lo que él asevera. Son las razones de la cultura y de la educación. ¡Claro que se enseña a la leer! La poesía está en otra parte.
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¿Qué podemos esperar?

De regreso de Barcelona a Londres, vuelvo con las manos vacías.

Cada visita es una nueva respiración que me da una dosis doble de oxígeno lingüístico tan necesario después de 21 años en Londres.  Es un oxígeno de una idiosincrasia diferente. Aunque después de tantos años fuera de Argentina, ya no interesa si la sangre es A, B, O positivo o negativo.  Volviendo a lo que me ocupa, el oxígeno no pudo suplir la búsqueda infructuosa de dos libros importantes. Dos regalos prometidos en sus traducciones al castellano. Primero, La mujer completa de Germaine Greer, un libro lleno de humor, ingenio y lucidez y sobre todo conocimiento. Toda mujer u hombre que desee adentrarse en la verdad del ser femenino se beneficiará al leerlo. Podrá también llevarse algunas sorpresas y no estar de acuerdo con todo lo dicho por Greer, pero sin duda el ensayo es un desafío en sí mismo. Lo que me lleva al segundo libro, una de las novelas de las que se han hecho más estudios monográficos en Brasil. Un libro enigmático y al mismo tiempo de una claridad que asusta. Es un viaje de auto conocimiento sin casi personalización que lleva al personaje a una verdad universal. Es un libro que compromete profundamente, pero sólo si el lector se abandona a ese abrazo magnético de Clarice Lispector. Me refiero a La pasión según G.H. de este monstruo de la imaginación nacida en Ucrania pero criada brasileña. Regresé con las manos vacías. Después de una inútil incursión en un sin fin de librerías de Barcelona que incluyen Alibri, Librería Catalonia y La Casa del Libro, llegué a la conclusión de que los libros importantes ocupan cada vez menos las estanterías de las librerías y me pregunto si será porque el lector tampoco ocupa pensamientos importantes. Por la cantidad de libros dedicados por sus autores a entretener o distraer de las ideas importantes, no tengo más que concluir que el lector mayoritario, el que se llena la bolsa de tanta palabra fácil es de lectura fácil también.  Dos preguntas en una: ¿Es que la librería subestima al lector o que al lector no le «apetece» el libro que cuenta algo más que una historia? Siempre me intrigó saber si es la publicidad la que vende o el público el que compra. O son ambos los que se alimentan mutuamente de su necesidad. Si así fuera, no hay mucho que esperar de lo que seguiremos encontrando en el menú literario…
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