22/03/1808 – 15/06/1877
Su campaña a favor de la ley de la custodia de los hijos y las condiciones de divorcio la sitúa como una de las principales defensoras de los derechos de la mujer, en la época victoriana.
Caroline Sheridan nació en Londres en una familia de prestigio venida a menos al morir su padre, cuando ella tenía ocho años. Nieta del dramaturgo Richard Brinsley Sheridan, Caroline tenía dieciséis años y aun estaba en colegio cuando el diputado conservador del parlamento George Norton le propuso matrimonio. Caroline no aceptó, pero la presión de su madre debido a la situación económica familiar la obligó a acceder, por el bien de la familia. Su matrimonio fue profundamente infeliz, por ser Caroline víctima con regularidad de las golpizas feroces de su marido y el constante abuso mental y físico. Además de que disentían sobre los conceptos políticos fundamentales, ya que Caroline estaba a favor de una reforma social profunda, al igual que su padre, mientras que su marido era un conservador rígido y convencional.
Caroline sólo encontraba consuelo escribiendo y, con la publicación de sus versos Las penas de Rosalie (1829), y en 1830 obtuvo el puesto de redactora de La Belle Assemblée y Court Magazine, lo que le brindó independencia financiera. El mismo año su marido perdió su escaño y se quedó sin trabajo. Un gobierno laborista ganó las elecciones y Norton usó a Caroline para obtener un trabajo a través del ministro del interior Lord Melbourne a quien ella conocía. Cuando Melbourne y Caroline hicieron amistad, y comenzaron a circular rumores de un amorío entre ellos, George Norton no intervino, esperando beneficiarse con esa amistad. Al mismo tiempo, continuó golpeando a su esposa quien en dos ocasiones lo dejó brevemente, pero regresó debido a sus hijos. La ley de la época determinaba que los hijos eran de la propiedad del padre. Si la madre dejaba el hogar, él tenía derecho de negarle el acceso a sus tres hijos.
Norton se quejaba con Caroline de que Melbourne no había hecho suficiente por él económicamente y comenzó a disgustarse por la amistad entre Melbourne y Caroline. Cuando Melbourne fue nombrado primer ministro, Norton comenzó a filtrar información a la prensa y sugerir que existía una relación ilícita entre el primer ministro y su esposa. Un día, al regresar a casa, Caroline descubrió que su marido le negaba la entrada. Norton intentó sobornar a Melbourne sin éxito.
En 1936, Caroline dejó a su marido quien la acusó de adúltera y demandó a Melbourne por seducir a su esposa. Norton perdió el caso, pero arruinó la reputación de Caroline, además de negarle el derecho de visita a sus tres hijos. Caroline dirigió una campaña contra la ley injusta que daba al padre poder absoluto sobre los hijos. Su campaña fue fundamental para la aprobación de la Ley sobre la Custodia de los Hijos de 1839, la primera legislación feminista hecha ley. Sin embargo, George Norton se negó a que Caroline viera a sus hijos y los envió a una escuela en Escocia, donde la legislación inglesa no tenía jurisdicción. Fue sólo a raíz de la muerte accidental de uno de los niños que George Norton permitió a sus otros dos hijos vivir con su madre.
Caroline escribió La voz de las fábricas (1836) contra el trabajo infantil y El sueño y otros poemas (1840) ponderados por la crítica. Un crítico la describió como “la Byron de las poetas modernas”. En 1845 Caroline publicó su más ambicioso poema, El hijo de las islas, en el que advierte al príncipe de Gales que no debe olvidar que los pobres son explotados por las clases privilegiadas. Su novela Stuart de Dunleath (1851), basada en sus propias experiencias recibió críticas elogiosas.
Molesto por el éxito literario de su esposa, Norton la mandó vigilar para intentar quedarse con los ingresos que recibía por sus escritos, tratando de resucitar el caso de adulterio. Al no conseguir nada, dejó de pagar por la manutención de sus hijos. Caroline volvió a la campaña, para modificar las leyes que discriminaban a la mujer. En este caso, para que la mujer recibiera un dinero de manutención luego del divorcio incluyó una carta elocuente a la Reina Victoria que fue publicada. Sus esfuerzos tuvieron gran influencia en la aprobación de la Ley de Divorcio de 1857.
Caroline continuó escribiendo novelas con gran éxito. George Norton le negó el divorcio, lo que evitó que Caroline pudiera volver a casarse hasta que él murió en 1977. Caroline volvió a casarse a los 69 años con su amigo de 25 años, William Stirling-Maxwell, apenas tres meses antes de morir.