La primera matemática rusa mujer de relevancia para la ciencia matemática, responsable por importantes contribuciones originales en análisis, ecuaciones diferenciales y mecánica. La primera mujer con un puesto como profesora universitaria en el norte de Europa
Sofía nació en Moscú, la segunda de tres hijos. Su padre era teniente general de artillería en el Ejercito Imperial Ruso. Su madre fue una mujer académica de ascendencia alemana. Sofia amaba desde niña la lectura y la poesía. Además de su hermana, dos de sus tíos influyeron notablemente en su vida. Uno de ellos era amante de la lectura y, aunque no era matemático, le apasionaba igualmente esta ciencia; su otro tío le enseñaba ciencias y biología. El maestro particular le enseñaba cálculos. Cuando se mencionó en su casa sobre el talento de su hija para las matemáticas, su padre, a quien le horrorizaban las mujeres sabias, decidió interrumpir las clases de matemáticas de su hija. Aun así Sofia siguió estudiando por su cuenta con libros de álgebra. Pidió prestado un ejemplar del Algebra de Bourdeu que leía por la noche cuando el resto de la familia dormía.
A pesar de su talento para las matemáticas, no le sería posible completar sus estudios en Rusia. En esa época, la mujer no era admitida en la universidad. Para estudiar en el extranjero, necesitaba del permiso escrito de su padre o marido. Así fue que contrajo matrimonio falsamente con Vladimir Kovalevsky, un joven estudiante de paleontología que luego fue famoso por su colaboración con Charles Darwin. Emigraron de Rusia en 1867.
En 1869, Kovalevskaya ingresó en la Universidad de Heidelberg en Alemania, donde se le permitió asistir a clases como oyente con la aprobación de los profesores. Al poco tiempo visitó Londres con Vladimir, quien se encontraba con sus colegas Thomas Huxley y Charles Darwin, mientras que ella fue invitada a los salones dominicales de George Eliot. Allí, a los diecinueve años, conoció a Herbert Spencer con quien entró en un debate sobre la capacidad de la mujer para el pensamiento abstracto. Más tarde Sofia haría una contribución considerable a la lista de ejemplos conocidos para la rotación de un cuerpo sólido alrededor de un punto fijo.
Luego de dos años de estudios matemáticos en Heidelberg se mudó a Berlín donde tomó clases particulares, ya que la universidad ya no le permitió asistir a clases como oyente.
En 1874 presentó tres trabajos a la Universidad de Gottingen para su tesis doctoral, obteniendo su doctorado en matemáticas con sobresaliente, sin tener que rendir los exámenes ni asistir a las clases requeridos. Se convirtió en la primera mujer con dicho título.
Los Kovalevsky regresaron a Rusia, pero no consiguieron puestos como profesores debido a sus opiniones políticas radicales. Así fue que regresaron a Alemania donde decidieron vivir como un matrimonio real y tuvieron una hija, Sofía. Luego de cuidar a su hija durante un año, Kovalevskaya decidió darla al cuidado de su hermana para retomar sus trabajos matemáticos. Luego de varias separaciones de Vladimir, debido a sus ataques de temperamento, finalmente Kovalevskaya dejó a su marido. En 1883 Vladimir se suicidó luego de ser procesado por estafa en la bolsa.
Kovalevskaya consiguió un puesto como docente privada en la Universidad de Estocolmo. En 1884 la nombraron Profesora Extraordinaria y se convirtió en la Directora de Acta Mathematica. En 1888 ganó el Prix Bordin de la Academia Francesa de Ciencias por lo que hoy se conoce como el «Kovalevsky top». En 1889 fue nombrada Profesora Titular en la Universidad de Estocolmo, siendo la primera mujer en obtener un puesto como titular.
Luego de años de presión por parte de colegas y admiradores y un cambio en las reglas de la academia, se la aceptó como miembro de la Academia Rusa de Ciencias, aunque nunca se le ofreció un puesto como profesora. A veces usaba el nombre Sophie Kowalevski para sus publicaciones académicas. Luego de mudarse a Suecia usaba el nombre de Sonya.
Kovalevskaya murió de gripe a los cuarenta y un años, luego de un viaje de placer a Génova. Sus restos descansan en Suecia.
Entre otros honores póstumos, el cráter lunar Kovalevskaya lleva su nombre y la Fundación Alexander Von Humboldt de Alemania entrega el premio Sofia Kovalevskaya a los investigadores jóvenes más prometedores.
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Una historia apasionante, de una mujer apasionante. Gracias por compartirla.
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