Otro evento interesante
Shazia Mirza Stella Duffy Marina Lewycka
Un panel de tres mujeres profesionales del humor se reunieron el día 4 de junio en el centro de las artes South Bank Centre frente al río Támesis, para diseccionar la aparición de la escritora humorística.
Como era de esperar…y así lo comentaron las panelistas, la presencia masculina en el público apenas alcanzó un 2%. Felicitaciones a los presentes.
Algunas de las preguntas:¿Lo que escribe la mujer es diferente de lo que escribe el hombre? ¿Existen bromas universales que funcionan para todos en todo el mundo?
Según Stella Duffy, escritora de 10 novelas y cómica de micrófono opina que el mundo del humor sigue siendo de propiedad del hombre, especialmente en ése género (en Inglaterra llamado “Standup Comedy”).“Es la percepción que se tiene de la mujer en esos círculos. Te miran y te juzgan con lupa. Y se nos critica mucho porque trabajamos el humor de manera diferente. La mujer desarrolla la idea que va en crescendo poco a poco…y luego suelta el chiste. El hombre lo dice todo rápido y suelta el chiste de pronto”.
Shazia Mirza, también cómica de micrófono de un humor cáustico y directo, tiene una experiencia similar. “Me tuve que volver masculina, casi un tipo en el escenario, para tener éxito ante el público. El hombre tiene “permiso” para ser gracioso. La mujer, no. Si una mujer sale sola al escenario y se para frente a un micrófono, se espera el doble de ella. Y se espera que su comicidad sea como la del hombre, de acuerdo a sus reglas. Hay dos hechos en el mundo del humor: Uno es que los hombres se sienten amenazados por las mujeres masculinas. El otro es que no creen que una mujer femenina tenga gracia. ¡O sea no tenemos por dónde ganar!” Es interesante, en cambio, que un cómico de micrófono como Alan Carr tenga principalmente un público femenino de mujeres maduras. “Creo que se sienten menos amenazadas por ser Alan tan amanerado”.
La escritora Marina Lewycka, la primera mujer ganadora del premio de comedia Bollinger Everyman Wodehouse (2005) es muy clara y precisa: “Los hombres leen a los hombres. Las mujeres leemos a los dos. El concepto general es: Los hombres escriben literatura, las mujeres escribimos basura comercial.
Otra diferencia que marca Shazia: “Si el público no se ríe, la mujer humorista se ofende. A los hombres humoristas no les importa o no se dan cuenta de que no son graciosos. Un colega, luego de una noche de muy pocas risas, me dijo después: “Qué bueno. Sí. Fue bastante bien, ¿no?”. Ni se dio cuenta… Nosotras nos preocupamos muchísimo. Sufrimos si sale una mala crítica”. Para Marina, el hecho de haber sido catalogada como escritora humorística, le resulta un peso. “Me siento responsable de ser graciosa cada vez que voy a una charla o que escribo otro libro. No considero lo que escribo humorístico. Yo escribo sobre la naturaleza humana. Aunque, en el fondo, todos somos muy cómicos. Usamos ropas cómicas, nuestros hábitos son cómicos. El sexo es la cosa más cómica de todas. Pero somos lo único que tenemos. Y creo que, en última instancia, somos agradables, aunque muy graciosos». Cuando le preguntaron a Marina si consideraba la literatura de Jane Austen humorística: “Claro, pero nadie lo dice, porque se supone que la literatura es seria y la comedia frívola. Es interesante que Ian McEwan no haya vendido su libro Amor Perdurable tan bien como sus libros anteriores. En primer lugar, el libro tiene la palabra “amor” en el título. Y en segundo, salió con tapa rosa. Los libros se venden en su mayoría por el título y el diseño de la tapa”.
Fue muy refrescante y divertido compartir con estas mujeres perfectamente ingeniosas la agudeza de sus mentes, aunque no parezca muy humorística la charla, así resumida y editada en sus elementos informativos. Sobre el tema de la “basura comercial”, diría que las editoriales no ayudan demasiado, al darle a la mujer escritora un espacio de apenas el 5% (en España) de todo lo que se publica. Aunque no dudo de que el porcentaje sea aproximadamente el mismo en el resto de la industria editorial mundial. No en vano, la Sra. Rowlings durante largo tiempo optó por usar simplemente el J.K. Muy astuta de su parte…pero no le robó la idea a nadie y las mujeres seguimos usándola desde siempre, por necesidad. Estamos sujetas a tantas categorías y conceptos anquilosados, que sofocan cualquier voluntad de ser libres en nuestra expresión. Estamos oprimidas, sofocadas, acosadas por categorías, instituciones del pensar que no nos llevan a ningún lugar más que a los mismos lugares que visitamos una y otra vez para respirar aires viciados.Qué más viciado que un libro no se venda por el color rosa de su tapa y la palabra “amor” en el título. Simplemente, el Sr. McEwan perdió a su público masculino, por éste tener miedo de ensuciarse las manos o tal vez ser visto en el metro con un libro que contiene colores y palabras que amenazan su masculinidad. Una masculinidad rápida, como las bromas que cuenta. Entregar el chiste rápido, el placer rápido, el orgasmo precoz, la necesidad de soltar, rápido, como un chicotazo. Su objetivo es el resultado.
El placer demorado, como el del humor femenino, el desarrollo, el amor al proceso, es obra de mujer.