1342 – 1416
Una de las grandes místicas inglesas, escritora del primer libro en inglés.
Poco se sabe de Julian, incluso su nombre es incierto. Se cree que se desprende de la iglesia de St Julian´s en Norwich cerca de la que vivió prácticamente toda su vida. Hoy día es patrona de la orden que lleva su nombre.
La peste bubónica arrasó Norwich tres veces durante su vida. No hubo familia que no se viera afectada, ya sea por la pérdida de un familiar, amigo o vecino, o la pobreza y la opresión. Cualquiera haya sido su situación familiar, Julian recibió una educación suficientemente buena para convertirse en la mujer que escribió el primer libro en inglés.
A los treinta años enfermó de gravedad. Se esperaba que falleciera pero al séptimo día, comenzó a aliviarse y tuvo una serie de visiones. De allí en adelante se volvió anacoreta y vivió en un pequeño cuarto para dedicarse por el resto de su vida a la oración y la contemplación. Escribió los resultados de sus meditaciones en el libro Dieciséis revelaciones del amor divino, una descripción de esta serie de visiones místicas de gran profundidad espiritual y coraje teológico. Sus escritos tienen gran elegancia literaria y un espíritu de optimismo y humildad sorprendentes para la época. Una copia de este libro se encuentra en el Museo Británico de Londres.
Julian fue conocida en toda Inglaterra como una autoridad espiritual, además de consejera, por su agudeza espiritual unida al sentido común, por lo que muchos iban para conversar con ella. Sin embargo, fue prácticamente olvidada durante 600 años.
En una época en que la teología dominante se centraba en el la ley y el castigo, Julian se centró en el amor y la compasión. Se habla de ella hoy en día como una protouniversalista del medioevo. Le preocupaba percibir que al tomar una decisión de contenido moral, aunque fuera correcta, el ser humano suele actuar por motivos dudosos. El pecado y el mal no la preocupaban, su teología se basaba en el amor “en que el cuerpo y el alma se prestan mutua ayuda”.
Aunque su pensamiento era atípico, y más bien controvertido, las autoridades no cuestionaron su teología ni su autoridad. En sus escritos compara a Jesús con una madre comprensiva, amorosa y sabia, y a Dios con la maternidad, conceptos de una divinidad femenina inusuales. Fue una clara precursora de Martín Lutero y otros escritores reformistas. La fecha de su muerte es incierta, pero se sabe que aún vivía en 1416.