Me uno a los tributos a su vida…
Preeminente cantante y activista sudafricana cuya voz contra el apartheid le costó 31 años de exilio. En sus 50 años de carrera, como cronista de la experiencia sudafricana, se estableció como la “Madre África” y la “Emperatriz de la canción africana” trayendo los sonidos rítmicos y espirituales de África a Occidente y convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la igualdad racial.
Zenzile Miriam Makeba nació en un distrito segregado de Johanesburgo. Su madre era curandera espiritual y también hacía trabajos como empleada doméstica. Su padre era empleado de Shell. Con la muerte temprana de su padre, Miriam tuvo que ponerse a trabajar desde temprana edad como empleada doméstica. Buscando una manera de sobrevivir, la producción y venta de cerveza casera le significaron su arresto, cuando Miriam tenía apenas dos semanas de vida. Miriam sirvió junto a su madre los seis meses de prisión. De niña, cantaba en la escuela Metodista de Pretoria, donde fue elegida para cantar con otros niños Qué vida triste tiene el hombre negro para la visita del rey Jorge VI. Fue su primera decepción cuando, luego de esperarlo bajo la lluvia, el coche del rey pasó de largo sin detenerse a escucharlos.
Como adolescente realizaba tareas doméstica agotadoras para las familias blancas, además de soportar abuso físico de su primer marido. Encontró apoyo y un sentido de comunidad en la música y la religión, cantando primero en un coro y luego con grupos locales con los que tenía éxito en los circuitos locales. Para Miriam la música ya era una especie de magia que conseguía elevarla de la pobreza a su alrededor.
Cuando el apartheid fue establecido en Sudáfrica en 1948, Miriam ya tenía edad para entender las consecuencias. Su carrera profesional comenzó en 1950 con los Manhattan Brothers, antes de formar su propio grupo, The Skylarks, que interpretaban una mezcla de jazz y melodías tradicionales sudafricanas. Miriam tuvo a su única hija, Bongi, a los 17 años. Al poco tiempo se le diagnosticó cáncer de mama y su madre la trató con métodos de medicina no convencional con éxito. Su marido la dejó poco después.
En 1959, actuó en el musical King Kong junto a Hugh Masekela, su futuro marido. Aunque ya grababa con éxito, Miriam recibía apenas unos pocos dólares por cada sesión de grabación. Su oportunidad se produjo cuando fue protagonista de un documental en contra del apartheid llamado Come Back, Africa en 1959. Asistió a su estreno en el Festival de Venecia y luego viajó a Londres, donde conoció a Harry Belafonte, quien la ayudó a entrar en los EE UU. Belafonte le consiguió conciertos en los clubs nocturnos de Nueva York, con lo que se hizo conocer y respetar por su talento. Allí lanzó muchos de sus éxitos más famosos, incluyendo Pata Pata, The Click Song y Malaika.
En 1966, Miriam recibió un Grammy por Mejor grabación folk junto con Harry Belafonte por el álbum An Evening With Belafonte/Makeba. El álbum trataba sobre la lucha política de los sudafricanos negros bajo el apartheid.
El llamado de Makeba para terminar con el apartheid se hizo cada vez más fuerte, con lo que sus discos fueron prohibidos en Sudáfrica. Su exilio de más de tres décadas comenzó en 1960, cuando su madre falleció y para ir a su entierro Makeba fue a renovar su pasaporte sudafricano y recibió un sello de “anulado”. Luego de testificar en 1963 contra el apartheid ante las Naciones Unidas, se le revocó su ciudadanía sudafricana y su entrada al país. Miriam Makeba tuvo nueve pasaportes y diez países le otorgaron la ciudadanía honoraria.
Tampoco tuvo mucha paz en su vida personal, ya que entre 1959 y 1966 tuvo dos matrimonios fallidos, además de recibir la noticia de que tenía cáncer de útero y tener que someterse a una operación invasiva.
En 1968 su casamiento con el activista de derechos civiles y líder de los Black Panthers, Stokely Carmichael causó gran polémica en EE UU y los contratos de grabación y giras de Makeba fueron cancelados. La pareja se mudó a Guinea donde trabaron amistad con el presidente Ahmed Sékou Touré y su esposa. Makeba se separó de Carmichael en 1973 y continuó sus actuaciones en África, Sudamérica y Europa. Makeba fue delegada de Guinea ante las Naciones Unidas por lo que le dieron el Premio de la Paz Dag Hammarskjöld en 1986.
Luego de la muerte de Bongi en 1985, se mudó a Bruselas y publicó su autobiografía Makeba: mi historia. Nelson Mandela la convenció de que regresara a Sudáfrica en 1990. Makeba apareció en incontables programas de TV, y filmó varias películas documentales y largometrajes relacionados con el apartheid y la lucha de igualdad.
En enero de 2000, su album Homeland fue nominado para un Grammy en la categoría de mejor música del mundo. En 2001 la Asociación de las Naciones Unidas de Alemania le otorgó el Premio por la Paz Otto Hahn por sus destacados servicios por la paz y el entendimiento internacional. En 2004, Makeba fue votada 38 entre los 100 más grandes sudafricanos. A pesar de su artritis, en 2005, realizó una gira de conciertos de despedida por todos los países que había visitado durante su carrera.
Sin embargo, Makeba siguió cantando. “Cantaré hasta el ultimo día de mi vida”, dijo Makeba y así lo hizo. Miriam Makeba falleció luego de dar un concierto en Italia en apoyo de Roberto Saviano, amenazado de muerte por su resistencia contra el grupo mafioso la Camorra. Makeba sufrió un ataque cardíaco luego de cantar Pata Pata y fue internada de urgencia. Los médicos no pudieron revivirla. En su mensaje de condolencia, Nelson Mandela dijo: “No es en vano que sus últimos momentos hayan sido sobre el escenario, enriqueciendo los corazones y las vidas de otros, y apoyando una causa justa.”