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Doctora en medicina y escritora médica nacida en la ciudad de Salerno, Italia a mitad del siglo XII. Hoy es considerada la primera ginecóloga. Su fama se extendió por toda Francia e Inglaterra en los siglos XII y XIII. A partir de allí, su trabajo quedó en el olvido hasta su redescubrimiento en el siglo XX.
Poco se sabe acerca de la vida de Trota. Se piensa que fue profesora de medicina de la Escuela Médica Salernitana, el primer centro médico independiente de la iglesia y considerado por algunos autores la primera universidad europea que aceptaba mujeres como profesoras y alumnas. Su esposo y sus dos hijos también fueron médicos y profesores en la famosa Escuela. Colaboró con su marido, Giovanni Platearius 3, en la Encyclopaedia regimen sanitatis .
A finales del siglo XII, parte del trabajo asociado con Trota de Salerno, De curis mulierum (Sobre los tratamientos para la mujer) fue integrado en el conjunto de Trotula, un compendio de tres obras diferentes sobre medicina para la mujer, escritas por diferentes autoras. El título Trotula (pequeño trabajo de Trota) se malinterpretó como el nombre de la autora y así se pensó que una única autora fue responsable por los tres textos en el conjunto Trotula, que se convirtió en el trabajo médico sobre la salud de la mujer más diseminado y traducido en la Europa medieval
La obra auténtica de Trota, en contraste, sobrevive apenas en unas pocas copias. Es por ello importante separar a Trota, la persona de Trotula los textos, ya que su importancia histórica y su impacto fueron diferentes.
Cuando se descubrió Practica secundum Trotam (Medicina práctica según Trota), se distinguió el análisis filológico de otras obras asociadas con ella y se logró ver a Trota como personalidad histórica de manera independiente de los textos Trotula.
No existe información biográfica independiente sobre Trota de Salerno que se desprenda de los escritos que se le adscriben: De passionibus mulierum ante in et post partum, De ornatu mulierum y Practica secundum Trotam.
Su obra Practica secundum Trotam cubre una variedad de temas diferentes, desde la infertilidad y los desórdenes menstruales, hasta mordeduras de víbora y cosméticos. La Práctica fue descubierta por primera vez en 1985 por el historiador John F. Benton del California Institute of Technology. Benton encontró en Madrid el texto en un manuscrito escrito posiblemente a comienzos del siglo XIII. Su trabajo también se considera único por ser la única mujer que practicaba la medicina en Salerno, de la que se conoce un texto escrito.
Sus escritos expresan ideas avanzadas para su época: como por ejemplo su recomendación del uso de opiáceos durante el parto para mitigar el dolor, una práctica que entonces era perseguida por las autoridades. También afirmaba que los impedimentos a la concepción podían deberse tanto a las mujeres como a los hombres, en claro contraste con la arraigada creencia de que la esterilidad de una pareja siempre era debida a la mujer.
De curis mulierum la cita como la “magistra” en estos tratamientos, asentados con la intensión de transmitir el conocimiento de practicas e instrucción médicas, que tradicionalmente se pasaban de mujer a mujer en forma oral. Sabiendo que pocas mujeres de la época en Salerno sabían leer, se concluyó que los textos fueron escritos para el público ingles, ávido de aprender sobre prácticas médicas en Salerno, ya que tanto Inglaterra como Italia estaban gobernadas por los normandos en ese período histórico. La copia más Antigua de la versión original de De curis mulierum de principios del siglo XIII, se encuentra en la biblioteca Bodlein en Oxford.
Aunque se piensa que murió anciana en su ciudad natal, nada se conoce con exactitud acerca de la muerte de Trota. La creación de las universidades a partir del siglo XII, donde solo se permitían estudiantes masculinos, excluyó a las mujeres de la educación superior y los maestros universitarios procuraron minimizar los trabajos o incluso ignorar la existencia de estas médicas pioneras anteriores, que llegaron a ejercer un trabajo luego reservado en exclusiva a los hombres hasta finales del siglo XIX. Algunos estudiosos llegaron a dudar de que fuese una mujer, y otros hasta mantuvieron la opinión de que era un personaje ficticio, por lo que desde el siglo XV sus obras se solían atribuir a un varón, masculinizando su nombre a Trótulo (Trotulus).
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