Quién mejor para celebrar el 1ero de Mayo…
La realidad mundial evidencia el arraigo de la pobreza, las guerras interétnicas, religiosas y territoriales, así como la constante violación a los derechos humanos y un intenso e ininterrumpido ecocidio. Rigoberta Menchú se ha ganado el respeto mundial como una incansable luchadora contra estos males.
Rigoberta, indígena Maya Quiché, nació en la aldea de Laj Chimel, Guatemala, de una familia campesina que, como tantas, bajan de las montañas cada año para trabajar por un salario miserable en las tierras de los hacendados productores de café, azúcar y algodón entre otros productos que exportan.
Su padre Vicente, muy respetado por su comunidad y miembro del Sindicato de Trabajadores Rurales, luchó por la tierra y los derechos indígenas. Su madre, Juana fue experta partera. De ellos, Rigoberta aprendió a respetar la naturaleza, el valor sagrado de la tierra y la vida colectiva indígena. Con ellos también conoció desde joven la injusticia, la discriminación, y la explotación, el poder del dinero en manos de minorías cuyo interés es mantener a miles de indígenas en la pobreza extrema para continuar lucrando con su esfuerzo.
La miseria la obligó a partir a la capital, para ayudar a sus padres y hermanos, una vez que aprendió a organizarse para la lucha. Desde adolescente se involucró en el movimiento por los derechos de la mujer, que originó una fuerte oposición entre los círculos de poder. En 1979 se unió al Sindicato de Trabajadores Rurales donde tuvo una participación activa en manifestaciones, trabajo de concientización y educación del pueblo indígena para resistir a la opresión militar.
En septiembre de ese año perdió a su primer hermano Patrocinio, secuestrado por el ejército y presuntamente asesinado, aunque hasta la fecha se desconoce el paradero de sus restos. Cuatro meses más tarde, en enero de 1980, perdió a su padre, que murió calcinado, junto con otras 36 personas, en la masacre de la Embajada de España. La madre de Rigoberta fue secuestrada en abril de 1980 y, aunque existen diferentes versiones sobre su presunto asesinato, también se desconoce el paradero de sus restos.
En 1981 Rigoberta tuvo que permanecer oculta. Su hermano Víctor Menchú Tum fue asesinado por el ejército en marzo de 1983. Estos hechos forman parte de los argumentos que sustentan el pedido de Justicia Universal y la lucha contra la impunidad que lleva Rigoberta. Logró escapar de la horrenda política de terror implantada en Guatemala exiliándose en México en 1981, desde donde continuó su incansable trabajo de denuncia. Inició también la lucha por el respeto y el reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas del Mundo. En 1982 participó en la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (RUOG). Desde ese año ha participado en las sesiones anuales de la Subcomisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección a las Minorías de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, así como en las Asambleas Generales del Organismo Mundial desde 1993.
En 1983, tras contar su historia a Elizabeth Burgos Debray, se publicó el libro Yo, Rigoberta Menchú, un documento conmovedor que atrajo considerable atención internacional. En 1986 se hizo miembro del Comité de Unidad Campesina (CUC) y al año siguiente fue la narradora de la película Cuando tiemblan las montañas, sobre la lucha y el sufrimiento del pueblo Maya. En tres ocasiones, Rigoberta Menchú regresó a Guatemala para la defensa de los derechos de los campesinos indígenas, pero las amenazas de muerte la forzaron a regresar al exilio. A lo largo de los años, su trabajo le ha ganado varios premios internacionales, incluido el Premio Nobel de la Paz en 1992.
Frente a su próxima candidatura política, Rigoberta responde a la pregunta ¿por qué da el salto a la política? “Porque queremos ejercer un derecho que los pueblos indígenas y muchas mujeres no hemos alcanzado en Guatemala: el derecho a ser elegidos”. R.M.