A pedido de una lectora de MPP…un rostro que no está entre los primeros 200.
Tal vez la pintora más famosa del período art deco. Su estilo singular se desarrolló rápidamente dentro de las influencias del cubismo, representando el lado más frío aunque sensual del movimiento. La técnica de de Lempicka era novedosa, limpia, precisa y elegante.
María Gorska nació en una familia polaca prominente, su padre abogado y su madre una mujer de sociedad. Se educó en un internado en Suiza. En 1911, pasó las vacaciones de invierno en Italia y la riviera francesa, donde por primera vez vio las obras de los grandes maestros de la pintura italiana. En 1912 sus padres se divorciaron y María fue a vivir con su tía Stefa, una mujer adinerada de San Petersburgo, Rusia. En 1913, a los quince años, durante una noche en la ópera, María vio al hombre con quien decidió casarse. Siendo su tío un hombre prominente con muchos contactos, la campaña de María no demoró en dar frutos y en 1916 se casó con Tadeusz Łempicki, un abogado conocido por muchas mujeres, que se vio tentado por la dote sustanciosa, ya que no contaba con una fortuna personal. En 1917, durante la revolución rusa, Tadeusz fue arrestado por los Bolsheviques. María buscó en todas las prisiones durante semanas hasta que lo encontró y consiguió su liberación con ayuda del cónsul sueco. La pareja fue primero a Dinamarca, luego a Inglaterra y finalmente se estableció en París, donde la familia de María también había escapado junto con varias familias rusas de clase alta.
En París, los Lempickas vivieron durante un tiempo de la venta de joyas de la familia.
Tadeusz resultó incapaz de buscar trabajo o renuente, con lo que se producían tensiones en el hogar, agravadas con el nacimiento de Kizette.
Ahora conocida como Tamara de Lempicka, la refugiada estudió bellas artes y trabajó día y noche en su obra. Se hizo conocer muy pronto como retratista.
Para su primera exposición importante, en Milán en 1925, con el auspicio del conde
Emmanuele Castelbarco, de Lempicka pintó 28 trabajos nuevos en seis meses. Pronto se convertiría en la retratista más conocida de su generación entre la alta burguesía y la aristocracia, con sus retratos de duquesas, duques y personalidades de sociedad.
A través de sus conocidos y amigos, consiguió exhibir sus obras en las salas más prestigiosas de la época. De Lempicka fue criticada y admirada por su reafirmación del pintor Ingres, como se ve en su obra Group of Four Nudes, 1925. A través de Castelbarco conoció al importante escritor italiano Gabriele dAnnunzio, interesada en hacerle un retrato, mientras que él estaba interesado en seducirla. Luego de varias visitas fallidas por parte de ambos, Tamara desistió enfadada y ambos insatisfechos.
En 1929, pintó la obra icónica Tamara en el Bugatti verde, su autorretrato para la revista alemana de moda Die Dame. Como sintetizó la revista Auto-Journal en 1974, «el autorretrato de Tamara de Lempicka es la imagen real de una mujer independiente que se hace valer. Una mujer libre.”
Tamara ganó su primer premio en 1927. En los años 20 en París, Tamara formaba parte de la vida bohemia. Conoció a Picasso, Cocteau, Gide. Sus aventuras amorosas tanto como hombres como mujeres eran un escándalo de la época. Utilizaba elementos formales y narrativos en sus retratos y desnudos para producir efectos poderosos de deseo y seducción. También en los años 20, Tamara estuvo asociada con mujeres lesbianas y bisexuales de las artes y la literatura como Violeta Trefusis, Vita Sackville-West y Colette. Obsesionada con su trabajo y su vida social, de Lempicka no sólo descuidó a su marido, sino también a su hija, a quien veía rara vez. Cuando Kizette no estaba en el internado en Francia o Inglaterra, se quedaba con su abuela Malvina. Cansado de su arreglo conyugal, su marido la dejó en 1927 y se divorciaron en 1928.
En 1928, su mecenas el Barón Raoul Kuffner visitó su estudio y le encargó un retrato de su amante. De Lempicka terminó el retrato y tomó el lugar de su amante en la vida del barón. Viajó a EE UU por primera vez en 1929. Cuando de Lempicka informó a su madre e hija que no regresaría de EE UU para la Navidad de 1929, Malvina se enfureció tanto que quemó la enorme colección de sombreros exclusivos en presencia de Kizette.
Tamara descuidó a su hija pero también la inmortalizó. De Lempicka la pintó repetidas veces, dejando una fantástica serie de retratos: Kizette in Pink, 1926; Kizette on the Balcony, 1927; Kizette Sleeping, 1934; Portrait of Baroness Kizette, 1954-5, etc. En otras obras, las mujeres retratadas también tienden a parecerse a Kizette.
De Lempicka continuó su labor artística intensa y su vida social frenética durante la década siguiente. La Gran Depresión no la afectó en absoluto. A comienzos de los años 30, pintó al rey Alfonso XIII de España y a la reina Isabel de Grecia. Los museos comenzaron a exhibir sus obras. En 1933, se casó con el barón Kuffner, un año después de haber fallecido su esposa. El barón la alejó de la vida bohemia y la insertó en la alta sociedad con un título nobiliario incluido. Con gran visión, Tamara le hizo vender todas sus propiedades en Europa del Este para invertir el dinero en Suiza, prediciendo la llegada de la Segunda Guerra Mundial mucho antes que sus contemporáneos.
Con el tiempo, su obra también incluyó retratos de unos cuantos refugiados o personas comunes, y uno o dos santos, además de sus consabidos aristócratas y desnudos.
Con la llegada de la guerra, prestó sus servicios junto a muchos otros y consiguió sacar a Kisette de París, con la ocupación Nazi, a través de Lisboa en 1941. Algunas de las obras de este período tienen cierto aire al trabajo de Dalí, como se ve en Key and Hand, 1941. En 1943, la pareja de mudó a Nueva York, aunque viajaban con frecuencia a Europa donde el barón trabajaba para los refugiados.
Tamara adoptó un nuevo estilo, usando espátula en vez de pincel. Sus nuevas obras no fueron bien recibidas en la exhibición realizada en 1962, con lo que de Lempicka decidió no volver a exponer su trabajo y se retiró de su vida activa como artista. La llegada del expresionismo abstracto y su edad avanzada dieron un alto a su carrera. En los años 50 y 60, ignorada, a veces volvía a pintar, trabajando obras anteriores utilizando la nueva técnica. Una gran cantidad de obras nuevas y viejas quedaban en el ático o en un depósito.
Luego de la muerte del barón Kuffner de un ataque cardíaco en 1962, Tamara vendió la mayor parte de sus posesiones para hacer tres viajes en barco alrededor del mundo. Finalmente se mudó a Houston para vivir con Kizette ya casada y con hijos. Los años que siguieron fueron difíciles, con Kizette como su manager, secretaria y factótum, bajo la personalidad dominante de Tamara.
En 1978 Tamara se mudó a Cuernava, para vivir con un grupo de amigos y algunos jóvenes aristócratas. Luego de la muerte de su marido, Kizette cuidó de su madre durante tres meses hasta que Tamara murió mientras dormía. Sus cenizas fueron esparcidas sobre el volcán Popocatepetl por el conde Giovanni Agusta, de acuerdo con sus deseos.
De Lempicka vivió lo suficiente para que, antes de su muerte, la nueva generación descubriera su arte y lo valorara con entusiasmo. En 1973, una retrospectiva atrajo buena respuesta por el mundo del arte, que la redescubrió. También se hizo una obra de teatro basada en su vida. Su obra se encuentra en los museos de arte moderno más prestigiosos del mundo.
Tamara in Green Bugatti / Group of Four Nudes / Kizette in Pink
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